Ouest-France con la AFP. Publicado el 9 de febrero de 2020

Traducción de Alexandre de Bilderling


El uso de caballos y corderos en los viñedos ayuda el suelo a respirar y lo protege del asentamiento. Sin embargo, es todavía impensable prescindir de los tractores.

Un caballo de tiro utilizado en los viñedos de Sassay, en el Loire-et-Cher. 31 de enero de 2020. Foto AFP.

Urbanie tira con soltura la hoja para el deshierbe (el filo de escarda) entre las filas centenarias del Domaine de l’Affût, en Sologne. A pesar de su tonelada, el animal de las Ardenas pasa volando sin dañar ni una parte de las muy viejas cepas, ni maltratar a la tierra fangosa.

Isabelle Pangault, radicada en Sassay mira su proveedor, especialista en tracción animal. “Estamos en una parcela de Gamay más que centenaria, plantada desde 1894. Por eso recurro a un caballo” explica la viticultora, “Estas cepas muy viejas están tortuosas y tienen una tendencia a subir un poquito. Si hubiera pasado el tractor, habría arriesgado a arrancar todo. Otro beneficio: no vamos a apretujar el suelo, aunque Urbanie pesa mucho, no está tan pesada como un tractor. Además, su peso está mucho más distribuido que lo de un tractor. Sé que el suelo va a respirar. […] Los racimos van a encontrar más oxígeno, más agua y más nutrientes.” Continua Isabelle.

Suelo ventilado y ligero

“Un viticultor que quiere respetar el suelo evita el asentamiento del mismo” confirma Olivier Humbrecht, presidente del sindicato Biodyvin (gremio de productores en biodynamía). “Los viticultores constatan fenómenos de asfixia de la planta cuando aparece asentamientos. Por eso, el viticultor debe tener un suelo ventilado y ligero” explica el hombre de Alsacia, lamentando el peso de los tractores vinícolas modernos que alcanza las tres toneladas.

Entonces, ¿el caballo de tiro es la solución perfecta? No realmente. Sin duda, con un costo de 6.000€ máximum para un animal entrenado, está mucho más económico que un tractor (más o menos 100.000€) pero el vehículo agrícola sigue siendo mucho mas productivo… y necesita menos mantenimiento.

“El caballo necesita un trabajo continuo 365 días al año para 5 o 6 horas de trabajo diario. (…) Como un deportista, tiene que tener una higiene de vida. También, tiene su carácter” precisa Olivier Humbrecht.

“El uso de caballos es interesante en las parcelas de accesso complicado (pendiente) o irregular, o en parcelas muy viejas. En estos casos, la solución de la tracción animal es viable. Ahora bien, aumenta mucho el costo de mantenimiento de una parcela.”

Costo importante

En la zona de Saumur, Thierry Germain también utiliza un caballo, pero está consciente del limite de esta solución. “No podemos hacer todo con el caballo. Es demasiado trabajo (…). Es una solución elegante, pero tiene que mirar lo escondido detrás. Es la razón por la cuál no se utilizaba más el caballo. Ahora bien, hay una tendencia a utilizar más los caballos, los viticultores vuelven a tomarse su tiempo más que correr todo el tiempo.”

En Sassay, Urbanie va a trabajar un medio día por un poquito menos de 250€. Lo necesario para acabar con los 38 ares de Gamay de la parcela. “Con el uso de un tractor, el tiempo sería dividido por dos.” Isabelle Pangault nos confia: “Económicamente, no puedo hacerlo en todo mi viñedo. El costoso caballo es viable únicamente en el proceso de elaboración de los vinos de mejor calidad, cuyo precio puede integrar el costo de la tracción animal.

Los carneros para desmalezar

Si el caballo no está dispuesto a suplantar el tractor, el carnero, de su lado, es una solución muy económica para desmalezar. Además, no tiene inconveniente… si no lo usa cuando la vid desarrolla sus blandas y apetitosas hojas.

“Apenas terminamos la cosecha, durante seis meses, podemos utilisar carneros” explica Olivier Humbrecht. “Si el vigor del pasto está controlado, el carnero hace un trabajo maravilloso. Y sus heces aportan materia organícola en el viñedo.”

En Cour-Cheverny (Loir-et-Cher), el viñedo Domaine des Huards deja pastar un rebaño que presta un buen servicio. “En una parcela nueva, el pasto era tan alto que no pudimos ver las viñas” cuenta Alexandre Gendrier. “En una semana, los carneros resolvieron el problema. Con una desbrozadora, hubiera sido un trabajo titánico. Mejor dejar los profesionales hacerlo.”

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